En el pecado está la penitencia, o de cómo sentirse el último virote de la panadería.

Me veo con aprobación frente al espejo. Este jueguito de falda y blusa azul que mi mamá me cosió me queda perfecto y combina muy bien con los zapatos que me compraron en Dorians.

¡Me siento tan contenta! Por fin llegó el día. Hoy lo volveré a ver.

Sólo termino de peinarme y me voy. Van a dar las 8. Aún tengo tiempo, la cita es a las 8:30. Quiero llegar justo a la hora, ni antes ni después para que mis papás no descubran que sólo voy con él y no con mis amigas. Si les digo la verdad, no me dejan ir y quiero verlo. Desde que nos conocimos en el curso propedéutico para entrar a la prepa, nos gustamos. Así que cuando Alex me invitó a esta fiesta ¡no podía decir que no! Antes de salir de vacaciones hizo todo por conseguir una invitación para mí, hasta me presentó a la quinceañera, que también hacía el propedéutico pero en otro grupo. Hace dos semanas fue el último día y por eso ya no nos hemos visto, hasta hoy. De seguro a partir de esta noche seremos novios. Termino de arreglarme.

Ya estoy lista, ¿me llevas? — Pregunto a mi papá mientras me acerco a la puerta de su recámara. Él, como todos los sábados por la noche, ve el box.

¡Fiu, fiu! ¡Qué guapa! —Me bromea — Te vas a ligar a todos los chamacos de la fiesta Susy. ¿A poco ya es hora? Apenas que se ponía buena la pelea en este round. ¿Dónde es?

Le acerco la invitación mientras me siento a un lado de él, a la orilla de la cama. La saca del sobre, la lee: Centro Mutualista Zaragoza. ¡Ah sí! Es en el Centro. Vamos pues.

Le digo a mi mamá que ya nos vamos y me despido de ella con un beso. Me recuerda que sólo tengo permiso hasta las 12:30, ni un minuto más.

En el camino mi papá me pregunta quién es la quinceañera.. Sigue leyendo